Los vecinos

Los vecinos
Aquí estamos los vecinos del edificio. Ilustración: Axel de la Rosa

lunes, 10 de marzo de 2014

UN  VERANO DE PELÍCULA
(agosto 2013)
Este verano el edificio registra lleno absoluto. La crisis ha hecho mella y nadie ha salido de vacaciones. Lástima. Debo confesar que deseaba como agua de mayo que algunos de los vecinos se marcharan fuera por unos días. No sé si lograré superar el mes de agosto. No por el calor, pues Úrsula y Brígida se han comprado un ventilador de última generación, capaz de traspasar las paredes y es tan potente que, en más de una ocasión, he tenido que agarrarme a las sillas del comedor para no caerme del vendaval que provoca. No, no es el calor. Mi verdadero temor son los vecinos. Durante el año, con el trabajo, estoy menos tiempo en casa pero, ahora, con las vacaciones paso muchas horas en el edificio, escuchando y padeciendo las historias de cada uno. 
Si recuerdan, lo último que les conté fue la aparición por sorpresa de un matrimonio con su bebé a los que la Padilla -todavía presidenta de la comunidad- ofreció el piso de su amado Terencio, refugiado en Venezuela, a donde huyó de las locuras de sus hermanísimas, Úrsula y Brígida. Ahí siguen, a la espera de encontrar trabajo, aunque la Padilla, para no desaprovechar la mano de obra, le ha encargado a Juanpe, el padre del bebé, que le dé una manita de pintura al edificio y, “si queda bien”, le pagará 85 euros que encontró, cuando se hizo cargo de las cuentas de la comunidad, en un sobre que le dejó el extesorero entre su papeles cuando renunció al cargo.

Así, al calor y al ruido vecinal, desde el pasado jueves también se une un andamio y los más de 70 decibelios de Máxima FM que es lo que escucha el joven pintor desde las siete y media. A esa hora ha decidido empezar el trabajo todas las mañanas, de lunes a domingo. Y por si fuera poco, Carmela, que se dedicó el mes de julio a dejar su currículo en todas las tiendas, cafeterías y hostales de Santa Cruz, no ha encontrado nada todavía, por lo que sigue limpiando las escaleras. En su tiempo libre se ha ofrecido a plancharle la ropa a la Padilla y, aunque solo le paga un euro por pieza, Carmela va alardeando que ha hecho un negocio redondo. Úrsula y Brígida no soportan el trato de favor de la limpiadora hacia la presidenta y le han ofrecido pagarle 25 céntimos más si en lugar de plancharle la ropa a ella les dobla los calcetines a ellas. Carmela tardó dos días para contestarles y después de consultarlo con su prima decidió que mejor se queda con la presidenta que es quien también le paga por limpiar la escalera. Úrsula que no soporta un no por respuesta lleva una semana sin dirigirle la palabra y en venganza le ha ofrecido 15 céntimos más a Chaxi, la madre del bebé, que los miércoles y los viernes sube a doblarle los calcetines. En fin que, entre una cosa y otra, yo apenas pongo la tele ni la radio. En este edificio tengo la mejor programación del verano.

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