Los vecinos

Los vecinos
Aquí estamos los vecinos del edificio. Ilustración: Axel de la Rosa

lunes, 10 de marzo de 2014

AQUÍ CABE TODO
(abril 2013)
Durante los casi diez días que llevan ya en Venezuela para cuidar de su hermano Terencio, mientras dura la campaña electoral, Úrsula y Brígida me han llamado más de treinta veces para preguntarme cómo andan las cosas por el edificio. “Por aquí, todo sigue igual”, les repito cada vez que las oigo al otro lado del auricular pero estoy segura de que ellas piensan que estoy ocultando algo y por eso me insisten con su típica pregunta en eco: ¿Seguro? ¿Seguro?
A miles de kilómetros de distancia de su pequeño reino, Úrsula no puede ocultar que está preocupada por la posibilidad de que algo ocurra en el edificio que pueda hacerle perder las opciones de recuperar la presidencia. No tengo confirmación al respecto pero creo que las hermanísimas están pensando en regresar mañana mismo, en cuanto cierren los colegios electorales en Venezuela y Marisabelina, su sobrina y comprometida con la campaña de Capriles, pueda hacerse cargo de nuevo de su padre.
Juraré no haberlo hecho pero reconozco que he mentido aunque, en mi defensa, debo decir que lo hice por el bien de la comunidad. Y es que, por aquí, las cosas van cada día a peor. Esta misma semana, la Padilla -que se ha llevado un disgusto tremendo al conocer la muerte de su admirada Sara Montiel- ha decidido crear un museo para recordar a la actriz y, sin encomendarse a Dios ni al diablo, ha colgado todos sus pósteres y fotografías en las paredes del edificio. Al ver el montaje, don Justo, el hermano del propietario, puso el grito en el cielo y amenazó con denunciarla por allanamiento de escalera pero, lejos de asustarse, la señora sacó pecho e invitó a sus amigas y conocidos a disfrutar de la muestra. También llamó a Antena 3 y a la tele canaria para que grabasen las imágenes.
Hace unos minutos, me ha vuelto a llamar Brígida a escondidas de su hermana para confirmar si realmente todo iba bien. Por la forma en que me lo preguntó creo que no se me da bien eso de mentir y, claro, esta vez le he tenido que confesar lo de la exposición de fotografías. Lo que ya no me he atrevido a decirle es que Bernardo, el taxista, fan incondicional de Margaret Thatcher, también fallecida esta semana, ha dicho que si la Padilla ha hecho un monográfico de la Montiel, él quiere organizar, en la azotea del edificio, una conferencia para discutir sobre la figura controvertida de la dama de Hierro.

Si esto sigue así, me veo al del quinto derecha, exponiendo los últimos zapatos de Benedicto XVI en el cuartito de contadores y al nieto de la Padilla recreando la misión del Apolo 11 en el ascensor. 

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