Los vecinos

Los vecinos
Aquí estamos los vecinos del edificio. Ilustración: Axel de la Rosa

lunes, 10 de marzo de 2014

GUTEN MORGEN
(noviembre 2013)
En menos de quince días, la comunidad ha perdido a dos presidentas. Por un lado, la Padilla sigue perdida en otra dimensión después de sus clases intensivas con el maestro zen y, por otro, Úrsula, ha estado a punto de pasar a mejor vida por culpa del desmayo originado por el fuerte olor a incienso que se propagó por todo el edificio. Al caerse, se golpeó la cabeza y perdió el conocimiento y, cuando volvió en sí, o en quien quiera que volviera, empezó a hablar en alemán y así se ha quedado desde entonces.
El lunes por la tarde, Brígida, la hermanísima de Úrsula, acordó de forma unilateral, tomar los mandos del edificio y esto nos ha sumido –aun más- en un verdadero caos. Tito sigue empeñado en sacar al maestro zen de la cabeza de su madre. “La próxima vez que lo vea por aquí, no respondo de mí”, le advirtió a Pepe, el poli que sigue vigilando el edificio por si ocurre algo. Como si lo que pasara cada día no fuera más que algo. En fin. Desde comisaría ya le han advertido de que si en dos semanas no pasa nada, cierran el caso. 
Mientras tanto, Brígida ya ha empezado a hacer de las suyas y lo primero que ha hecho, aprovechándose de su nuevo cargo, es despedir a Carmela a quien ha sustituido por Rita María, una prima suya, a la que ha puesto a limpiar las escaleras y el ascensor. Todos le caímos encima pero de nada sirvió. La mujer se justificó diciendo que su decisión pasa porque la tal prima estuvo casada hace años con un pintor alemán y le está ayudando a descifrar lo que dice Úrsula “que no hay quien la entienda”.
El otro día cuando el médico vino a ver cómo seguía la paciente alemana, lo abordamos en el portal y nos comentó que se trata de un caso extraño pero que peor sería que se hubiera quedado muda. Todos nos miramos y creo que pensamos lo mismo. Según Bernardo, con tanto cambio de presidenta el edificio va a entrar en bancarrota y más cuando actualmente nadie está llevando las cuentas. Por eso le ha pedido a un amigo suyo, al que llaman Pitrescatorce que nos haga una auditoría gratis para determinar realmente en qué situación estamos. Obviamente, a Brígida se lo presentó como un amigo que ha venido a quedarse unos días a su piso mientras le cambian la cocina en su casa. Pitres es simpático pero demasiado obsesionado con los números, tanto que en vez de pupilas parece que tiene dos ceros pintado de negro.

No creo que Brígida se de cuenta de nada. Está demasiado cegada con su flamante cargo y con Úrsula que no mejora del golpe. Ayer, mientras limpiaba las escaleras le pregunté a Rita María de qué habla con ella y me confesó que de nada porque lleva muchos años sin practicar el idioma pero me pidió por favor que no le dijera nada a su prima porque perdería el trabajo. Y, mientras, Carmela de nuevo en la calle.

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