Los vecinos

Los vecinos
Aquí estamos los vecinos del edificio. Ilustración: Axel de la Rosa

lunes, 22 de febrero de 2016

CONSULTA 24 HORAS
Con Eisi al frente del edificio, las posibilidades de salir en algún informativo son elevadas; sobre todo, en la sección de sucesos, aunque es cierto que lo primero que hizo el presidente provisional fue devolver el fusil Mauser a sus dueñas bajo el argumento de que, a partir de ahora, todo se hará con diálogo y consenso. Sin embargo, este nuevo modelo de presidencia se está convirtiendo en una carga, ya que Eisi somete a consulta cada decisión. Solo la semana pasada tuvimos tres y para esta ya hay anunciadas cuatro más. 
-Mmm, qué raro. Un tipo que siempre ha hecho lo que le da la gana, ahora no se atreve a dar un paso sin consultarnos -desconfió Úrsula. 
-Para él todo esto es un chollo- explicó Carmela, que se había enterado de que el nuevo presidente había cogido parte del dinero de la comunidad para contratar a Neruda como chófer particular.
-¿Un chófer? Anda ya. Pero si solo va del sillón a la nevera y de la nevera al sillón -criticó la Padilla, sacando la nariz por una rendija de la puerta para no crear corriente de aire porque vuelve a tener a Cinco Jotas en cama; esta vez, con tosferina. El médico ya le ha dejado claro que los cerdos no tienen siete vidas y esta debe ser ya la quinta. 
Mientras tanto, y viendo que su mal de las palpitaciones musicales va a peor, las últimas fueron al estilo reguetón, Xiu Mei le propuso a doña Monsi que lo mejor para recuperarse sería hibernar un tiempo. Así que, después de darle una mezcla de hierbas orientales, occidentales y del más allá, la que hasta hace unos días era nuestra presidenta se ha quedado sumida en un letargo intenso. Ese sueño debe ser casi eterno, porque por la tarde la mujer ni se inmutó con el sonido insistente de una pita que provenía de la calle y que provocó que el resto de vecinos acudiéramos a ver qué pasaba. Abajo, frente a la puerta del edificio, Neruda esperaba a Eisi al volante de un Lamborghini rojo. 
-El muy... No hay dinero para arreglar el ascensor pero sí para el caprichito del niño -se quejó Úrsula-. Ya me parecía a mí que pagábamos demasiado de cuota. Si hasta le ha dado para comprarse ese cochazo.

Eisi bajó al portal, y cuando se abrió la puerta del ascensor, Bernardo, la Padilla y las hermanísimas le esperaban para echarle en cara el tremendo despilfarro que estaba haciendo con el dinero de la comunidad.
-¿Diálogo y consenso? ¡Sinvergüenza! -le soltó Carmela en toda la cara. 
-Qué listo eres. Cuando se trata de comprarte algo no referendas -dijo Brígida, y todos la miramos como si fuéramos policías de la Real Academia de la Lengua.
-Pero, por favor, queridos vecinos míos, un poquito de comprensión. Lo hago por el bien de todos. Estoy intentando devolverle el prestigio perdido a este lugar. Claro que si quieren lo sometemos a consulta o referéndum -aceptó Eisi de mala gana, aunque poniendo cara de estar totalmente de acuerdo.
El presidente provisional le dijo a Neruda que preparara las urnas y los sobres y, en menos de media hora, todo estaba listo. Por ser la de más edad, doña Monsi debía presidir la mesa, pero, dada su situación de hibernación, le tocó a Cinco Jotas, que, por esperanza de vida, es quien le sigue. La Padilla se resistió y Eisi decidió someter la propuesta a consulta a mano alzada, algo que no le gustó nada a Carmela, que tuvo que soltar la fregona. A los cinco minutos, Neruda estaba colocando en la mesa presidencial al pobre cerdo, envuelto en una manta y con cuarenta de fiebre.
La votación concluyó diez minutos después. Neruda fue el encargado del recuento.
-Ha ganado el sí a favor de que don Eisi tenga su coche. 
-¡Imposible! Eso está amañado -gritó Úrsula. 
-Señora, ¿duda de mí? Entonces, haremos otra votación para ver cuántos vecinos desconfían de mí y cuántos no -sugirió Eisi.
-Vamos, lo que me faltaba -dijo la Padilla, y, sin pensárselo, agarró a Cinco Jotas, que no paraba de tiritar de la fiebre y se marchó a su casa.
Hartos de tanta consulta, decidimos que se quedara con su coche. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario