La inminente boda de Carmela se ha convertido en el tema de conversación esta semana. Brígida se ha ofrecido a coserle el traje, a pesar de que lleva más de 25 años sin coger una aguja. Según me enteré, las hermanísimas tuvieron un taller de costura que les dejó en herencia su abuela y, durante varias décadas, vistieron a la gente bien de la Isla y de parte de la Península. Bernardo, que se entera de todo en el taxi, me contó que tuvieron que cerrarlo por problemas con Hacienda. Al parecer, Úrsula no terminó a tiempo el chaqué de boda del sobrino del cuñado del presidente de la Agencia Tributaria. Temo que, después de tanto tiempo en el dique seco, las manos de Brígida hayan perdido la destreza y de sus puntadas salga de todo menos un traje de novia pero... eso es problema de Carmela.
- Yo no puede cerál tienda- le dijo a Carmela, como si el problema fuera de ella.
Lo solución pasa por esperar que su madre abra por fin la boca y empiece a comer. Y, si esto fuera poco, a Carmela le ha entrado un ataque de estrés por la situación y los nervios le han dado por comer, incluso más.
- La dieta china no te sirve de nada si te comes tres raciones dobles de cada cosa- le echó en cara Brígida que no sabe si dejarle veinte centímetros de más al corpiño para evitarse disgustos de última hora.
- ¿Te puedes hacer cargo de ella?- le preguntó el otro día a Carmela que, como está enamoradísima de Pepe, ni se le ocurrió decirle que no y, mucho menos, contarle su complicada situación.
Cuando el asensor llegó, me despedí de él que parecía preocupado y, en ese mismo instante, alguien tocó la puerta del portal. Al abrir, una señora se identificó como la madre de Pepe y me soltó su maleta.
- Tú debes ser Carmela-Estoy encantada de conocerte-Pepe me dijo que preguntara por ti-Me quedaré en tu casa hasta la boda-Como no sé cómo es la gente aquí en la Isla he traído varios estilos de traje-He metido incluso un bañador por si acaso aquí sea costumbre celebrarlo en la playa-Yo me adapto a todo-¿Subimos a tu casa?-Pepe me dijo que tendrías una habitación para mi-Él estará fuera hasta el lunes porque se ha ido con el comisario a un congreso de seguridad en Gomera- dijo la señora sin dejar de respirar y sin darme la oportunidad de explicarle que yo no era Carmela.
Desde el viernes no ha dejado de hablar y no he podido aclararle el error, así que aquí está, en mi casa, en mi sofá, en mi cocina, en mi baño. Aguantaré hasta mañana que es cuando Pepe regresa del maldito congreso y que Carmela -supongo- vendrá a limpiar. ¡Qué necesidad!
No hay comentarios:
Publicar un comentario