Los vecinos

Los vecinos
Aquí estamos los vecinos del edificio. Ilustración: Axel de la Rosa

lunes, 4 de junio de 2018

FALTA DE CONSENSO

El ascensor vuelve a estar clausurado y no porque se haya roto como es lo habitual en este edificio. Esta vez, Eisi ha decidido alquilarlo a un tipo que conoció en el bar y que se ha apuntado a una lista de la NASA que busca candidatos para un viaje sin retorno a Marte. A nuestro querido vecino se le ocurrió la brillante idea de que el susodicho aspirante podría prepararse física y mentalmente en nuestro ascensor y, de paso, sacar tajada. Y ahí lleva siete días encerrado el tal Guayota I, como lo hemos bautizado. Sin aire, sin comida y parriba y pabajo. Obviamente, la presidenta, doña Monsi, no sabe nada y le hemos hecho creer que el aparato se ha vuelto a estropear.
-Esto es de una gravedad extrema -se quejó Brígida el martes cuando Eisi metía a Guayota en el ascensor.
-Pues por lo que he oído, más bien lo que necesitan los astronautas es gravedad cero -comentó Yeison moviéndose a cámara lenta como Neil Armstrong antes de meterse en el traje con el que pisaría la luna en el 69.
-Yo creo que teníamos que haber hecho una votación y no meter a un desconocido ahí dentro -dijo Carmela, harta del colapso de tráfico que se le ha vuelto a montar en la escalera.
-Totalmente de acuerdo. Era mejor con consenso -añadió Yeison.
-¿Qué es eso? -preguntó Brígida a su hermana.
-¿El qué?
-El consenso.
-Creo que un derivado de la leche condensada o algo así. Vamos, nada bueno. Con el azúcar que tú tienes, ni se te ocurra probarlo -le advirtió Úrsula.
-Bueno, ya está -dijo Eisi- en cuanto el nota esté bien entrenado se marchará. Además, ya he cerrado entrevistas en Telecinco y puede que nuestro astronauta acuda como invitado sorpresa a la final de Supervivientes.
Este anuncio acalló cualquier crítica. Las hermanísimas, la Padilla, María Victoria, Xiu Mei, su marido y el mismísimo Yeison se imaginaron a sí mismos rodeados de micrófonos y cámaras contando cómo el astronauta que iba a viajar a Marte se había preparado en el ascensor de nuestro edificio.
-Si nos repartimos las entrevistas, yo me pido Ana Rosa -propuso María Victoria emocionada.
La semana transcurrió sin incidencias hasta que, el viernes a mediodía, Carmela escuchó cómo, un par de pisos más abajo, alguien abría la puerta del ascensor. El grito que pegó por el hueco de la escalera nos movilizó a todos.
-Tanta alarma y seguro que es para contarnos que ha encontrado una especie nueva de pelusa -se quejó Úrsula mientras acudíamos a su encuentro.
-Doña Monsi ha entrado en el ascensor -confirmó Carmela con la cara descompuesta.
-Jiuston, tenemos un problema -exclamó Yeison.
-Claro. Habrá creído que ya estaba arreglado -supuso Brígida señalando a María Victoria que aguantaba el cartel de "clausurado" entre sus manos.
-¿Pero qué demonios haces tú con eso? -le increpó Eisi.
-Lo cogí para echarle un poco de abrillantador. ¿Y si vienen los de la tele?
-Pobrecilla, seguro que ella le ha puesto consenso al café y se ha venido arriba -susurró Brígida a su hermana.
-A ver, un poco de calma -pidió la Padilla-. Carmela, ¿cuánto hace que doña Monsi entró en el ascensor?
-Unos cuatro minutos.
-Desde la última vez que lo arreglamos, el aparato tarda cuatro minutos y treinta segundos en llegar al portal -apuntó Yeison.
-Pues nos quedan diez segundos -dijo Eisi mirando su reloj y apurándonos para que le siguiéramos escaleras abajo.
Justo cuando llegamos, la puerta se abrió.
-Tú -dijo la presidenta señalando a Carmela mientras salía del ascensor-, las pelusas están colonizando el edificio. Hay una gigante ahí dentro.
Cuando confirmamos que se alejaba calle abajo corrimos hacia el ascensor y, allí, enroscado como una bola en el suelo, encontramos a nuestro astronauta. Yeison logró reanimarlo con un par de aceitunas aunque Brígida insistió en que un poco de consenso le vendría mejor.
Ya por la tarde, y tras confirmarle a Guayota que estará en la final de Supervivientes, Eisi volvió a colgar el cartel de "clausurado". El entrenamiento sigue adelante.

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