Los vecinos

Los vecinos
Aquí estamos los vecinos del edificio. Ilustración: Axel de la Rosa

lunes, 13 de junio de 2016

UN ARGUMENTO DE PESO
La llegada de una báscula al edificio sembró el caos. No tanto porque se trataba del primer hurto de Eisi desde que salió de la cárcel como porque la maquinita nos sometió a todos a un estrés injustificado. Nada más verla en una esquina del portal, Carmela se lanzó a probarla y, al confirmar que aquella cosa fea y herrumbrosa marcaba más que cuando llevaba a las mellizas en el útero, entró en un estado de histerismo tal que el padre Dalí se preparó por si tenía que recurrir a un exorcismo. Por fortuna, antes de que cogiera el agua bendita y el crucifijo, Carmela se calmó tras la tremenda cachetada que le arreó Úrsula.
-¡Ños! Le tenías ganas -comentó su hermana.
-Yo lo que no entiendo es para qué quiere Eisi una báscula en el edificio -preguntó María Victoria, que dudaba si subirse o no.
-Señoras, déjense de criticar y lean -recomendó él, al tiempo que colgaba un cartelito en la pared que decía: "Sube y pésate por un euro el kilo".
-¿Estamos locos o qué? Chiquito sablazo -se quejó Úrsula.
-A ver, señoras. Les estoy ayudando a afrontar la temida operación bikini ¿y me lo agradecen así? Hoy se llevarán el susto, pero, cuando vayan bajando esos kilitos, pagarán menos -explicó Eisi.

- Tremendo caradura- dijo Maria Victoria que, por fin, se decidía a subir a la pesa, aunque, al ver cómo la aguja se movía más que la del coche de Fernando Alonso, cerró los ojos y pidió que alguien le dijera cuánto marcaba aquello.
-¡Madre del amor hermoso! Salen tres cifras -le largó Carmela, sin anestesia y contenta por el "sorpasso" (uy, lo dije) de su vecina.
-Imposible. Esto está trucado -gritó empujando los globos oculares hacia afuera y comprobando que, entre sus pies, había un uno y dos ceros.
-Hay que ponerse a dieta -recomendó Brígida.
-Sí, será lo mejor antes de que se vuelvan a cargar el ascensor -advirtió doña Monsi, y, sin esperar, ordenó a Neruda que clausurara el aparato.
Desde ese momento, las escaleras se convirtieron en el mejor gimnasio para todas y todos porque también Bernardo se asustó al ver lo que pesaba.
-Yo decirte siempre tú, barriga gorda pero tú no caso mí -le recordó su mujer, Xiu Mei, que, esa misma tarde, le sometió a la dieta aromática de la alcachofa, que consiste en solo oler las hojas de esta planta durante cuatro semanas. Lo bueno es que puede hacerlo tantas veces como quiera.
Obsesionadas con el exceso de kilos, María Victoria le pidió a Carmela que le prestara las mellizas para subir las escaleras con una en cada brazo y Brígida se ofreció a bajarnos las bolsas de basura al contenedor todas las noches.
Después de varios días intensos de ejercicio, María Victoria empezó a notar que perdía volumen, pero, antes de comprar el bikini de pelaje de león con melena corta, al que ya le había echado un vistazo, quiso comprobar que había dejado atrás la tres cifras. Como no quería que nadie se enterase, por si las noticias aún eran malas, el viernes tempranito bajó en silencio las escaleras para pesarse. Todavía dormida, tropezó con una de las bolsas de basura que esa noche Brígida se había dejado atrás y cayó rodando sin control hasta el portal.
El taponazo que se dio contra la pared nos despertó a todos y bajamos a ver qué había ocurrido. Allí, en medio del suelo, encontramos despatarrada a María Victoria. Cuando fuimos a recogerla, Carmela se percató de que la báscula no estaba y empezó a gritar como si hubiera llegado el fin del mundo. Esta vez, fue el padre Dalí quien le dio la hostia.
El resto de mujeres acorraló a Eisi.
-¿Dónde está? -preguntó Úrsula.
-En el ascensor -respondió doña Monsi.
-Pero el ascensor está cerrado con llave.
-Sí. Por eso. Ya está bien de tanta changada. Llevan atrasadas varias cuotas de la comunidad, pero ustedes se pasan el día gastándose el dinero en el aparatito ese. Señores, cuando me paguen lo que deben, se lo devolveré.
La mayoría de vecinos ha decidido ahorrar en el súper, con lo que, ahora, en este edificio, ya no se come tanto, se generan menos bolsas de basura y huele mucho a alcachofa.

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