Los vecinos

Los vecinos
Aquí estamos los vecinos del edificio. Ilustración: Axel de la Rosa

martes, 8 de septiembre de 2015

UN VECINDARIO DE PELÍCULA
Por fin el martes Cinco Jotas terminó la cuarentena y regresó a casa. Lo trajeron en una furgoneta que aparcó delante del edificio, justo donde la Padilla con la ayuda de Carmela había colocado unas alfombrillas del baño, emulando a la roja de los Oscar, para darle la bienvenida.
-Ha perdido algunos kilos -se lamentó Eisi, que sigue esperanzado en celebrar una chuletada con él. Bueno, más bien a costa de él.
La Padilla no pudo evitar las lágrimas al ver cómo el cochino la había reconocido nada más bajar del vehículo. Corrió hacia él y lo apretó con todas sus fuerzas.
-¡Qué asco! El animal infectado ese ha vuelto -se quejó María Victoria con una mascarilla en la boca y envuelta en el mono de la empresa de fumigación en la que trabaja su marido, Alberto. 
-Cariño, estás dando el espectáculo. El cerdo ya está curado del todo -le recordó él.
-¿Curado? -preguntó Eisi-. Curado debería estar pero en lonchas.
Carmela, sin embargo, estaba encantadísima de que Cinco Jotas estuviera de nuevo allí. 
-Ay, Padi, ya tienes al niño en casa -le dijo, dándole un abrazo del que se arrepintió sobre la marcha porque, después de cuarenta días sin bañarse, el pobre cerdo olía a sí mismo y había dejado a su dueña perfumada. 
Durante al menos diez minutos, fuimos el centro de atención de toda la calle, aunque no tanto como el día anterior, cuando los de "El Mito de Bourne" vinieron a grabar y tuvieron que parar una de las escenas del rodaje porque Eisi se metió en medio. Dos hombres de negro se abalanzaron sobre él y lo sacaron del plano mientras él gritaba "¡que soy un extra!".
-Saldré en la película sí o sí -les amenazó desde el balcón más tarde. 
La noche de regreso de Cinco Jotas, la Padilla quiso compensar el mal trago que había pasado el animal durante la cuarentena y le preparó un baño de sales para que se relajara. En ese mismo momento, cuatro pisos más abajo, María Victoria llamaba a gritos a su marido desde el cuarto de la tele. Se encontraba rara, le dijo.
-¿Pues no vas a estar mal, querida? Con 30 grados, las ventanas cerradas a cal y canto y envuelta en esa mascarilla y ese mono...
Minutos después, Alberto estaba llamando a una ambulancia porque su mujer se había desvanecido y no reaccionaba. 
-Esa obsesión que tiene con que se va a contagiar con cualquier cosa no es bueno -apuntó Úrsula-. Si ha superado vivir en este edificio no puede pasarle nada peor. 
El médico que vino decidió llevarla a urgencias porque no le gustó nada el color de la cara.
-Ahora entiendo por qué se pinta como una puerta -comentó Carmela-. Al natural es horrible. 
Cuando la estaban sacando de casa, Eisi apareció grabando con su móvil y le pidió al marido de María Victoria que repitiera la escena en que le abría la puerta al médico.
-Pero ¿tú eres imbécil o qué? -le recriminó la Padilla, que había bajado a enterarse de lo que había pasado, mientras Cinco Jotas seguía disfrutando de su baño espumoso. 
-Eh, señora, un respetito y no me hable así que estoy grabando una escena para el Bourne -se quejó el hombre. 
Todos, incluido el médico y el enfermero, nos quedamos mirándole como si lo que hubiera dicho fuera verdad. De hecho, no sé por qué extraño motivo todos regresamos a nuestros puestos iniciales y repetimos la escena hasta que Carmela empezó a gritar como una descosida que María Victoria estaba cada vez más verde. Así que se la llevaron corriendo al hospital. Eisi siguió grabando.
Una hora más tarde nos enteramos de que no había sido nada grave. Una apendicitis. 
La peor parte se la llevó, otra vez, Cinco Jotas, que, con el lío, a punto estuvo de morir ahogado en la bañera porque se resbaló y quedó patas arriba. Menos mal que la Padilla llegó a tiempo. El animalito estuvo tres horas echando espuma por las orejas. 
Esa misma noche, escuchamos a Eisi hablar por teléfono con no sé quién en un inglés acartonado. Carmela cree que intentaba vender las imágenes a la productora de Bourne. Habrá que esperar al estreno de la película. 

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